miércoles, 8 de enero de 2020

Taller de bioquantum 9 Feb. 2020 CDMX

Taller para la formación de terapeutas en la técnica de bioquantum® (Nivel Uno) 9 Feb. 2020 en Ciudad de México.

Aprende directamente con el profesor Martín Peña, creador de este eficaz método, quien cuenta con 30 años de experiencia en el campo de la medicina alternativa.

Te invitamos a ver los 95 videos tutoriales que el maestro tiene publicados en internet y así conozcas su valiosa técnica, misma que ayudará a transformar tu vida:
https://www.martinpenalibros.com/p/videos-del-01-al-30.html

https://www.martinpenalibros.com/p/videos-del-31-al-60_79.html

https://www.martinpenalibros.com/p/videos-del-61-al-95.html

En esta liga podrás leer toda "La Historia de Martín Peña", ya que nos comparte la forma en que obtuvo el conocimiento y escribió libros a ese respecto:
https://www.martinpenalibros.com/p/historia-martin-pena.html

Lugar del taller: Salón Goya / Hotel Sevilla Palace / Paseo de la Reforma # 105 / CDMX
Horario: de 10:00 a 2:00 (salida a comer) y de 4:00 a 8:00 p. m.
Inversión: 2,000
• Se realiza depósito del 50% como anticipo para reservación.
• La cuenta bancaria se proporciona al momento de la inscripción.

Celular para registro:
33 1412 2822
(vía Whatsapp)

Organiza:
Grupo bioquantum, S. A. de C. V.
• Durante el evento habrá coffee break continuo.
• Se entregará diploma de participación.

***¿QUÉ ES BIOQUANTUM? Es la rehabilitación, armonización, regeneración biomolecular o SANACIÓN de todo organismo vivo a través de la energía.

¿QUÉ SE APRENDE? 1. A trabajar en los registros celulares de tu vida presente, así como de las anteriores, para focalizar y destrabar toda clase de implantes y poder alcanzar objetivos o metas…

Muy semejante lo anterior a cuando se da “reset” a una computadora descompuesta y se reinstalan los programas actualizados para que funcione de manera correcta.

2. Se Desarrolla la visualización para conectar con tu maestro guía y de paso conocer la vida cósmica haciendo conocido lo desconocido en este y otros planos de conciencia.

3. Tendrás acceso a una metodología específica para que puedas resolver casos de salud a través del manejo de la energía… y muchas cosas más.



martes, 7 de enero de 2020

Taller de bioquantum en CDMX con Martín Peña

Taller para la formación de terapeutas en la técnica de bioquantum® (Nivel Uno) 9 Feb. 2020 en Ciudad de México.

Certifícate directamente con el creador de este maravilloso método alternativo...

APTO PARA TODO PÚBLICO. (No se requiere tener conocimiento previo)

OBJETIVO DEL TALLER:

• El asistente aprenderá a liberar implantes de limitación que le ataban a su pasado remoto…

• Podrá desarrollar la visualización consciente para comunicarse con los maestros de las dimensiones superiores y así poder concretar los planes de la vida cósmica a los que está vinculado en el planeta Tierra…

• Tendrá acceso a la metodología para poder corregir situaciones de salud tanto del cuerpo como del alma a través del manejo de las energías, y mucho más.

Facilitador: Martín Peña, creador de la técnica.

Horario: de 10:00 a 2:00 (salida a comer) y de 4:00 a 8:00 p. m.

Inversión: 2,000
• Se realiza depósito del 50% como anticipo para reservación.
• La cuenta bancaria se proporciona al momento de la inscripción.

Celular para registro:
33 1412 2822
(vía Whatsapp)

Organiza:
Grupo bioquantum, S. A. de C. V.
• Durante el evento habrá coffee break continuo.
• Se entregará diploma de participación.

***
¿QUÉ ES BIOQUANTUM?: Es la rehabilitación, armonización, regeneración biomolecular o SANACIÓN de todo organismo vivo a través de la Energía Universal Quántica.
¿QUÉ SE APRENDE?
1. A trabajar en los registros celulares de tu vida presente, así como de las anteriores, para focalizar y destrabar toda clase de implantes que no te permitían alcanzar los objetivos o metas… Muy semejante lo anterior a cuando se formatea o se da “reset” a una computadora que estaba lenta o descompuesta y en su disco duro, ya limpio, se reinstalan los programas actualizados para que funcione de manera rápida y correcta.

2. Desarrollarás la visualización para conectar con tu maestro guía y de paso conocerás la vida cósmica haciendo conocido lo desconocido en este y otros planos de conciencia.

3. A través del conocimiento adquirido, elevarás tu autoestima y transformarás algunos ámbitos de tu vida.

4. Aprenderás a armonizar tus principales centros de energía, dando paso a un mejor relacionamiento contigo mismo y con los demás.

5. Al activar tus canales extrasensoriales, podrás detectar, cual sensor o escáner (herramientas de diagnóstico), toda clase de vibración energética que altere su frecuencia y tratarla con propiedad y eficiencia.

6. Mantendrás tu atención dirigida; capturarás con facilidad la esencia del presente profundo; fortalecerás tu capacidad y confianza para enfrentar situaciones anómalas así en el sueño como en tu estado de vigilia, etc.

7. Tendrás acceso a una metodología específica para que puedas resolver casos únicos de salud tanto del cuerpo como las emociones a través del manejo de la energía.

¿A QUIÉN VA DIRIGIDO?:
1. Al público en general.
2. Curso apto para todos los terapeutas de todas las ramas.
3. A los profesionales de la salud; para que aumenten su acervo intelectual y tengan más y mejores herramientas con las que puedan ayudar a su clientela en general.
4. Este tipo de taller está diseñado para todos aquellos interesados en el despertar de la conciencia…



lunes, 6 de enero de 2020

PARTE TRES DE "LA HISTORIA DE MARTÍN PEÑA"

LA HISTORIA DE MARTÍN PEÑA | PARTE TRES:

El que me haya tropezado al cruzar la puerta, y haber creído que caería estrepitosamente al suelo sin lograrlo, por supuesto, ya que quedé balanceándome de forma horizontal, me hizo pensar que podía volar y sin tener que tocar la superficie para nada.

Y no hubiera tenido ese pequeñísimo pensamiento porque enseguida, como si me tiraran unos hilos invisibles provenientes de un gran titiritero, y cual si fuera yo un simple títere, me elevó esa fuerza desconocida poniéndome primeramente de forma erguida y luego comencé a flotar yendo a muy buena velocidad hacia arriba y atravesé sin miramiento el techo del corredor de la casa hasta quedar como a unos diez o doce metros del nivel del suelo…

La impresión que me causaba el maravilloso acto de volar era enorme; mi alegría aún mayor y la desbordaba por doquier. Mi corazón empezó a latir fuerte a causa de la tremenda emoción; lo escuchaba retumbar acelerado en mi interior.

Suspendido en el aire empecé a girar de forma lenta sobre mi propio eje para así observar el bello paisaje que se mostraba desbordante a mi alrededor.

Podía ver los tejados tanto de mi casa como de las casas vecinas, las copas de los árboles, el valle, las colinas lejanas, además de la brillante luna… sin olvidar el resplandor de las luces nocturnas de un pequeño pueblo que se encontraba a cierta distancia de mi espacio visual.

Y vi allá abajo a mi perro muy inquieto, tal vez porque no sabía lo que estaba sucediendo. Él a mí no me podía ver, pero el inteligente cachorro presentía algo porque ladraba y corría en círculos todo desconcertado sin dejar de voltear hacia el punto del cielo donde me encontraba.

Luego concentré mi energía en el asunto ese de aprender a volar conscientemente. Así que comencé a ir para adelante varios metros, luego me fui para atrás volando de reversa. También me desplacé al lado derecho y después al izquierdo…

Yo decidía si iba rápido o lento, y lo medía según las circunstancias. Me eché varias marometas en el aire y cada vez imprimiendo más y más velocidad hasta que desaparecía de un lado para aparecer en otro de manera vertiginosa.

Sobrevolé varias veces alrededor de la casa así como el pequeño poblado…

Después de hacer múltiples despegues con sus respectivos aterrizajes y desplazamientos veloces, regrese al punto donde comenzó todo: junto al corredor de la casa y allí me posé con suavidad.

La extenuante faena pudo haberme tomado alrededor de quince minutos aproximadamente.

Sentía mucha fatiga por el supremo esfuerzo realizado. Hasta jadeaba un poco. Por eso decidí detenerme para descansar.

Una vez en el suelo aproveché para hacer un recuento de todo aquello tan hermoso que acababa de experimentar.

Me sentía muy alegre y contento porque, para empezar, había atravesado la puerta, lo cual era un gran logro y ahora sabía que podía volar ¡y no se trataba de un simple sueño!

¡Qué emoción tan grande sentía en todo mi ser! Oh, oh, parecía que mi corazón de un momento a otro iba a explotar. ¡Qué indescriptible sensación! Estaba lleno de júbilo porque podía atravesar las cosas sólidas sin que nada me detuviera.

Mientras cavilaba recapitulando lo vivido, sentí la presencia de alguien más en los alrededores, al mismo tiempo que una gruesa gota de sudor surcaba mi frente.

Con el dedo índice de la mano derecha me estaba retirando el sudor y buscando incisivamente con la mirada cuando me topé con algo ¡nunca antes visto!

Mis sentidos se pusieron alerta y sentí que se me erizaba la piel. Con la boca abierta y los ojos casi a punto de salírseme de su lugar pude distinguir una silueta de alguien que se encontraba de pie junto a un frondoso árbol a unos cuantos metros de distancia y el cual brillaba con mucha intensidad…

CONTINUARÁ...

PARA CONOCER "LA HISTORIA DE MARTÍN PEÑA" COMPLETA (37 ENTREGAS), VISITA ESTE ENLACE:
https://www.martinpenalibros.com/p/historia-martin-pena.html



PARTE DOS DE "LA HISTORIA DE MARTÍN PEÑA"

LA HISTORIA DE MARTÍN PEÑA | PARTE DOS:

Hay que tomar en cuenta que yo no tenía en qué basarme ni nada con qué medir la situación.

No podía sujetarme a cualquier cosa o conocimiento que me dijera que aquello que estaba viviendo estaba bien, mal, o que fuera bueno o malo para mi persona, etc. ¿Cómo iba yo a saberlo?

Después de ese increíble suceso siempre he creído que a veces es mejor no “saber” nada… Pero nada de nada, ¿eh?, porque mientras más conocimiento se tiene acumulado en la cabeza uno empieza a contrastar las cosas con sus creencias y paradigmas mentales y se terminan sacando conclusiones muy equivocadas.

Pero bueno, a esa edad tan corta yo era ingenuo e inocente. No había acumulado siquiera algo de malicia, a Dios gracias. ¿Por qué digo esto? Porque afortunadamente todavía no asistía a la escuela primaria y tampoco había tenido la oportunidad de ver ningún programa de televisión que ensuciara mi mente.

Recuerdo que unos meses después del bello acontecimiento que te estoy compartiendo, y que marcó mi vida por completo, pusieron los postes de luz y tendieron los cables de energía eléctrica para suministrar de ese vital fluido a aquel apartado puñado de casas ubicado en la serranía, ¿puedes creerlo?

Así que, hacia 1969 en mi querido “Rancho Paraíso” nosotros todavía vivíamos de la forma más pura, silvestre y natural que puedas imaginarte.

Haciendo un pequeño paréntesis, en ese mismo año también casi toda la familia nos mudamos a una gran ciudad con playa donde tuvimos la oportunidad de crecer, de relacionarnos con mucha más gente y de poder estudiar para un día llegar a ser personas de bien.

Volviendo al caso que me atañe, por todo lo que sucedió en aquella portentosa noche fue y será una de las más hermosas de toda mi vida.

Y repito algo que antes dije: No sentí miedo de ver que me encontraba fuera de mi cuerpo físico. Más bien yo estaba feliz y contento porque en esta ocasión sí era totalmente consciente de mis movimientos, ya que podía pensar y actuar con una claridad meridiana.

Y en ese mismo instante escuché ladrar un perro afuera en la calle y unas ganas enormes se apoderaron de mi ser, por lo que tomé la firme decisión de ir a ver qué estaba pasando más allá de mi pequeña habitación.

El hecho de ir a explorar para poder hacer conocido lo desconocido era algo que por nada del mundo me lo iba yo a perder.

Y aunque una cantidad de veces antes había soñado que volaba libremente por los cielos, en esa ocasión en particular todo era mucho más nítido y real, así que debía aprovechar la bendita oportunidad que el universo estaba poniendo a mi alcance y que yo disfrutaba a rabiar.

Acto seguido me acerqué a unos centímetros de su cara (la faz de mi vehículo físico) para estar seguro que aquel hermoso cuerpecito respirara. Me llenó de alegría ver una sonrisa dibujada en sus labios… luego lo dejé y caminé muy resuelto hacia la puerta.

Ya frente a ese obstáculo material que impedía mi salida, una sensación muy extraña recorrió todo mi ser al momento que mi manecita literalmente se ‘hundió’ en la agarradera de la puerta cuando quise asirla para abrir…

Eso me indicó que yo no era un ente tan sólido como creía. Me quedó claro que no tenía piel ni huesos como el sujeto que se había quedado dormido en la cama, sino que más bien yo estaba compuesto de pura energía.

Después de tres intentos fallidos y de ver que no podía abrir como se debe, me di cuenta que sólo atravesando con todo mi cuerpo era como iba a poder salir de mi cuarto.

¡Qué gran prueba se me presentaba! Y por ningún motivo iba a permitir que una simple puerta truncara mis más fervientes deseos de averiguar lo que estaba pasando allá afuera.

Así que me armé con todo el valor con que contaba, porque temí que al ir cruzando la puerta mi cabeza podía quedarse atorada; ¡qué horror!

En verdad no pensé en el resto del cuerpo, pero sí creí que los huesos del cráneo quizá eran muy duros como para pasar de esa manera tan poco ortodoxa.

Y decididamente para el primer ensayo me coloqué en posición de ‘firmes’, creí respirar profundo y luego contuve el aliento… y acto seguido con los ojos cerrados y las manos temblorosas por delante empecé a atravesar la madera lentamente todo trémulo de emoción…

Cuando mis oídos penetraron escuché un crujir muy largo y profundo, yo creo que por la fricción de mis átomos con las partículas de la celulosa que componían seguramente la puerta. ¿Estamos de acuerdo?

Y al cruzar ese obstáculo de una manera completa, y sin que sufriera daño alguno, la acción me gustó tanto que me di el lujo de volver a entrar al cuarto pero esta vez echándome de reversa.

Y ya sin temor alguno, una vez adentro de nuevo volví a enfilarme hacia la puerta muy rápido porque me interesaba sobremanera ir a jugar con el citado perro, nada más que en esta ocasión el impulso fue tan instintivo y descontrolado que por poco me voy de bruces y termino pegándome en la mera bocota contra el suelo.

¿Dije ‘golpear contra el piso’? ¡Jajaja! Cómo se nota que no tenía ni la más mínima noción de lo que en realidad estaba ocurriendo.

Es cierto, pensé que iba a caer pesadamente como un fardo, pero sólo fue eso: un simple pensamiento, ya que después de trastabillar, perder el equilibrio y pasar atropelladamente a través de la puerta sin que esta pusiera la menor resistencia, quedé suspendido horizontalmente en medio de la nada.

Te repito, resulta que me quedé flotando suavemente cual pluma en el aire a escasos 20 o 30 centímetros del suelo.

¡Wow! ¡Qué noche, Dios mío, qué grandiosa noche! Y nada que, el destino me tenía reservadas muchas más sorpresas todavía…

CONTINUARÁ...

PARA CONOCER "LA HISTORIA DE MARTÍN PEÑA" COMPLETA (37 ENTREGAS), VISITA ESTE ENLACE:
https://www.martinpenalibros.com/p/historia-martin-pena.html




PARTE UNO DE "LA HISTORIA DE MARTÍN PEÑA"

LA HISTORIA DE MARTÍN PEÑA | PARTE UNO:

Con mucho entusiasmo voy a compartir a través de estas líneas un poco acerca de cómo me vi involucrado, así como la forma tan extraordinaria en que las cosas sucedieron, para crear finalmente lo que desde hace décadas he dado en llamar como “bioquantum”.

Y es que para poder hablar acerca de lo que verdaderamente es “bioquantum” necesito empezar desde el principio… ya que te tengo que contar cómo pasó todo a detalle.

Lo primero que viene a mi memoria es el gran acontecimiento o la extraordinaria experiencia que marcó en un ‘antes y un después’ mi vida misma.

Entrando de lleno en materia, todo comenzó cuando era muy pequeño de edad todavía…

Verás, yo nací en el seno de una hermosa familia en pleno verano del año 1964. Soy originario de un pintoresco pueblito de agricultores y ganaderos enclavado en la sierra de Jalisco, México.

Los que vivíamos allí, en aquel tiempo, no pasábamos de trescientos habitantes distribuidos todos en poco más de sesenta casas.

Nuestros padres tuvieron a bien darnos todo lo necesario y siempre nos prodigaron amor sin distinción alguna, por eso mis hermanos y yo fuimos muy felices.

Por supuesto que desde pequeños se nos enseñó a ocuparnos de las labores propias del campo, mismas que desempeñábamos con bastante diligencia y entusiasmo.

Y ahora viene lo bueno… Estaría yo rondando los cinco años de edad aproximadamente, cuando me hice consciente de algo que había estado sucediéndome de manera recurrente… y es que una inolvidable noche, después que mi madre nos ofreció de cenar, recuerdo que nos fuimos todos a acostar arrullados por el habitual canto de los grillos…

Y resulta que a los pocos minutos de haber puesto la cabeza en la almohada y quedarme profundamente dormido, ¡me veo a mí mismo de pie fuera de la cama!, completamente consciente y despierto mirando un bulto o a alguien más que ocupaba mi lugar, el cual se encontraba acurrucado bajo las sábanas descansando plácidamente.

¿Te dije que estaba levantado y despierto viendo hacia la cama tratando de entender lo que pasaba? Así era, en efecto…

Y en mi interior saltó la pregunta obligada: ¿Quién será ese que está dormido como un bendito en mi lecho?

Por un momento pensé que quien estaba acostado era yo mismo, si usaba la lógica, por supuesto, porque hacía poco tiempo me acababa de meter a la cama, ¿no es cierto?

Me acordaba muy bien de eso; y quien fuera que estuviese ocupando mi lugar hasta se hallaba en la misma posición que yo tomé para dormir. ¡Madre mía! ¿Qué es lo que estaría sucediendo?

Déjame intentar explicarte lo que pasaba dentro de mí. Pues resulta que de ninguna manera sentía nada extraño ni reparé en que algo raro estuviese sucediendo porque para mí todo estaba dentro de lo conocido y me parecía algo normal.

Debo decirte que no me vi en un gran dilema ni me confundí a ese respecto. ¿Por qué? Porque para mí eso ya formaba parte de lo cotidiano, ya que seguido me descubría a mí mismo levitando con mi cuerpo o volando por doquier…

En otras palabras, en casos como ese tipo me sentía un experto porque según yo varias veces antes ya lo había experimentado.

Y digo que le resté importancia al fenómeno en que me vi envuelto porque para mí era natural verme volar (soñar que lo hacía), desde mucho tiempo atrás, al momento de escuchar, fuerte y claro por supuesto, el canto de los grillos dentro de mi cerebro.

Entonces, volviendo al meollo del asunto… como que daba por hecho que aquel otro personaje y yo formábamos parte de lo mismo o que éramos parte integrante de un “todo”.

No me preguntes por qué me daba esa impresión, pero parece que me resultaba simple y natural y como que siempre me había quedado claro.

Yo sólo sabía que quien era el “verdadero yo”, precisamente, era el que estaba de pie cavilando. Y ese era mi único y verdadero sentir en ese momento.

¿Qué habrías hecho tú si te percataras o te vieras en medio de un extraño acontecimiento como el que yo estaba viviendo? Muy buena pregunta.

Siempre he dicho que qué bueno que no me asusté al darme cuenta que estaba formando parte de aquel fantástico escenario.

¿A qué le atribuyes tú que no me haya espantado? ¿Qué habrías hecho tú ante una situación semejante? ¿Por qué no grité? ¿Por qué no se me ocurrió pensar que estaba muerto siquiera?...

¿O es que estaría soñando? ¿O alucinaba, acaso? ¿Me encontraría quizá bajo los efectos de un brebaje maligno? ¿No sería toda esa “visión” mero producto o parte de una terrible pesadilla?

¿Estaría mi subconsciente burlándose de mí y me jugaba una broma de mal gusto? ¿Estaba paranoico? ¿Sufriría en ese momento de la terrible enfermedad de esquizofrenia?

¡No, no y no! Nada tan lejos como eso. Todo estaba en su justo lugar… ¡Todo!

Aquí te lo vuelvo a decir con todo conocimiento de causa: Nunca me espanté, ni grité, ni pensé que estaba muerto, ni tuve deseos de correr ni nada por el estilo… Jamás hice nada de eso.

Yo estaba completamente seguro que no se trataba de un sueño y tampoco alucinaba, puesto que no había ingerido ningún tipo de medicamento o droga, ni estaba teniendo una pesadilla, ni mi subconsciente me estaba gastando una broma pesada, ni estaba paranoico y mucho menos esquizofrénico o loco de atar…

Nada de eso; nada. Entonces, ¿qué pasó?

Pues simplemente pasó que nunca cruzó, ni por asomo siquiera, un solo pensamiento por mi tranquila y muy receptiva mentecita.

Y tú tienes todo el derecho a replicar: «¡Que qué!, pero, ¿por qué no pasó nada por tu mente?» No pasó nada, precisamente, porque yo no sabía nada respecto a esa larga lista de boberías que enumeré párrafos atrás.

Has de recordar que yo era un niño que apenas tenía cinco años de edad; y un crío tan pequeño, el cual todavía no asiste a la escuela, no ha visto televisión, ni está influenciado por lo que le cuenten terceras personas, es verdad que no piensa en nada… y ese era mi caso, por supuesto.

Así de sencillo y así de clara estaba la cosa.

Abundando un poco en el tema, el “disco duro” de mi computadora, o sea, mi mente ─si me permites planteártelo de esta manera─, todavía se encontraba limpio de ideas extrañas y no tenía almacenado datos equivocados en torno a esa otra realidad.

No había en mi interior información de ningún tipo que pudiera servirme como base de la cual partir o que figurara como un antecedente. Esa fue la razón por la que no pensé en nada. Todo me pareció natural… todo estaba bien, así que no había por qué preocuparme.

¿Preocu… qué? ¡Vaya!, por fortuna ni siquiera sabía en aquel tiempo lo que significaba esa enredosa palabra. Yo sólo sabía que era el niño más feliz de la Tierra porque nada me hacía falta.

Además, las imágenes que aún conservo, y bien claras, es que a diario corría y saltaba por las serpenteantes veredas del campo o me veo entre las cristalinas aguas del río chapoteando y jugueteando con mis amigos hasta que el cansancio y el hambre nos vencían.

Ni más ni menos así era mi vida. ¡Bendita inocencia la mía!, creo que esa inigualable libertad, y el haber crecido en pleno contacto con la naturaleza fue lo que me salvó de llevarme un buen susto al descubrirme a mí mismo al pie de la cama dentro de mi habitación…

CONTINUARÁ...

PARA CONOCER "LA HISTORIA DE MARTÍN PEÑA" COMPLETA (37 ENTREGAS), VISITA ESTE ENLACE:
https://www.martinpenalibros.com/p/historia-martin-pena.html





Una forma de curación muy efectiva

UNA FORMA DE CURACIÓN MUUUY EFECTIVA

Resulta que por mi profesión, más de tres décadas las he dedicado a ayudar a una cantidad enorme de personas enfermas a recuperar su salud para que pudieran seguir adelante con sus vidas…

La mayoría de esos pobres dolientes sufría más de la cuenta porque convencidos estaban que, entre muchas otras cosas, medio mundo actuaba “en su contra” y, por supuesto, ese tipo de situaciones tan “cotidianas” les provocaba la pérdida de la salud somatizando varios tipos de enfermedades de una manera inusitada. ¿Puedes creerlo?

Lo que no sabían esos enfermitos era que muchas de las cosas que veían como un problema enorme por resolver –desde mi muy particular forma de percibir las cosas–, no era más que un cúmulo de pensamientos negativos que revoloteaban en su cabecita santa, aunado a una muy equivocada forma de ser. ¡Difícil de creer!

Sus creencias arraigadas, sus paradigmas mentales, así como el punto de vista que tenían tanto de sí mismos como de los demás, era lo que los hacía pensar que se encontraban viviendo dentro de un terrible infierno como el que nos pintó el Dante Alighieri en su poema titulado La Divina Comedia. Ay no, ay no.

¿Y qué se puede hacer con todas esas personitas tan hipocondriacas que se enferman bien mucho de cualquier cosa?

¿Cómo crees que se pueda curar a una persona enferma de nada y de todo a la vez, así como de miedo, de ignorancia, y de un sinfín de culpas e ideas sin sentido? ¿Cómo se podría? Hasta parecen casos sin solución… ¿cierto?

Muy bien, pues ahí te va la receta mágica que he usado con excelentes resultados para curar a esos personajes con tantos achaques que no podían ocultarse a simple vista:

Lo primero que hice fue CONVENCERLOS para que dejaran de pensar que nada se "mueve" si ellos no lo manejan o coordinan; en otras palabras, que tenían que DEJAR DE CONTROLAR la vida de los demás, ¡y punto!

Que tenían que dejar de pensar que sus hijos no serían nada sin ellos, ya que nadie es indispensable en la vida, y que cuando uno desaparece, otro más podría reemplazarle fácilmente, así que debían entender que NO ES TAN IMPORTANTE uno para la vida de los demás como se piensa, ¡y listo!

Algo más: que se debe APRENDER A SOLTAR, a dejar ir, ¡Y A PERDONAR!

Pero no se trata únicamente de perdonar al mundo y a los demás, porque eso es relativamente sencillo y cualquiera lo hace, sino que se deben perdonar los propios errores y borrar –si se puede de un teclazo–, todo aquello dañino del pasado.

Sí, en realidad de verdad para que puedas sanar las heridas y curarte de muchas de las enfermedades que te aquejan hoy en día, DEBES ACEPTARTE con tus defectos y tus virtudes…

Recuerda: ¡DEBES PERDONARTE! Por tanto, procede cuanto antes a borrar de tu memoria y a sacar de tu corazón todo lo negativo que has experimentado en la vida… Dije TODO.

Perdónate de una manera profunda para que puedas volver a empezar desde ceros con tu vida. Porque debes entender que no existe otra forma de que eso suceda… Así que, ¡borrón y cuenta nueva!

Deja de ser tan duro y exigente contigo mismo y por favor perdónate, perdónate, perdónate…

Perdónate porque casi siempre pusiste tu salud en un segundo plano y no como algo verdaderamente importante.

Perdónate por no haberte dado tiempo para ti mismo(a).

Perdónate porque sabes que en muchas ocasiones hablaste de más y sin cordura.

También perdónate porque guardaste silencio cuando tenías que haber hablado y no lo hiciste, dañando de paso a ciertos seres inocentes.

Perdónate porque te colocaste en último lugar infinidad de veces y en realidad no tenías por qué haberlo hecho.

Perdónate por no tenerte paciencia ni haber tenido constancia en tus deberes como hijo, hermano, padre, buen ciudadano, etc.

Perdónate por no haber hecho caso a tu intuición y tropezaste con el mismo obstáculo cualquier cantidad de veces.

Perdónate por no encajar en el molde que dicta la sociedad cada generación o cada determinado tiempo.

Perdónate por haberte hecho pedacitos para completar a otros y tú quedar incompleto.

Perdónate por no ser más amable y condescendiente contigo mismo(a).

Perdónate por haber dicho unas cuantas o muchas mentiras.

Perdónate por no permitirte adquirir cosas que necesitaste para tener una mejor vida.

Perdónate por no invertir en tu persona lo que sin reparo gastaste en otros y que por desgracia no lo merecieron.

Perdónate por no apreciar los momentos que valen la pena y darte cuenta cuando fue demasiado tarde.

Perdónate por no disfrutar de tantos amaneceres así como de esas espectaculares puestas de sol que evitaste porque creíste que te encontrabas ocupado.

Perdónate por no mirarte al espejo con mayor regularidad y decirte cuánto te amas.

Perdónate por haberte resignado a vivir una vida sin color, sin ritmo y sin sabor.

Perdónate porque has sido un poco o un mucho intolerante.

Perdónate porque hasta ahora no te habías puesto a pensar que tenías que perdonarte…

De mí te acordarás que el día que te perdones verdaderamente pasarás a ser una persona muuy saludable. Puedes estar seguro de eso.

MARTÍN PEÑA
Creador de bioquantum®
(Ciencia del autoconocimiento y sanación)
Facilitador de talleres donde aprendes a curarte a ti mismo y a los demás.