LA ENERGÍA DEL DINERO (PARTE SIETE)
El relato que te prometí contar, en el escrito anterior, aquí lo tienes. Trata
de un joven que asistió a la escuela superior para ESPECIALIZARSE EN “ECONOMÍA”…
¡Wow!
Y una vez que terminó la carrera esa inocente palomita, verás los errores tan
graves que cometió a consecuencia de la distorsionada instrucción que recibió
por parte de los engañadores engañados de sus maestros.
Recuerda que no es un cuento salido de la nada. Es un caso de la vida real. Y así
es como empieza:
Había una vez un próspero comerciante que tenía su local repleto siempre de consumidores.
Todos los días vendía cientos de platillos. Se especializaba en la elaboración
de las más ricas hamburguesas con carne, papas fritas y también perros
calientes, mejor conocidos como ‘hot dogs’, entre otros manjares culinarios.
Desde tierras lejanas viajaba su clientela para consumir las exquisitas viandas
que aquel buen hombre preparaba, pues no había quién le hiciera competencia por
la sazón tan fina que tenía.
La nutrida concurrencia debía llegar temprano a degustar los deliciosos manjares
porque se terminaba pronto todo lo que se servía…
EL SECRETO estaba en que el dueño del pequeño restaurante IBA TODOS LOS DÍAS al
mercado a escoger personalmente los jitomates, las cebollas, las papas, etc., y
él mismo horneaba el pan y se esmeraba en usar los mejores ingredientes SIN
ESCATIMAR EN EL COSTO DE LOS MISMOS.
En pocas palabras, el Fulano aquel se esmeraba en dar a sus comensales ALIMENTOS
DE PRIMERÍSIMA CALIDAD. Por ende, aparte de la gran fama, la cual cada día se
extendía, los ingresos del negocio como la espuma subían. Cabe destacar que
todo era felicidad y holgura en el seno de esa familia, pues nada les faltaba y
la suerte les sonreía.
La fecha llegó en que el hijo mayor salió del pueblo para asistir a la
universidad en la capital del país. Y gracias a la boyantes finanzas del
lucrativo negocio se pagaron los estudios sin problema alguno…
Años después el orgulloso heredero se graduó con honores de la facultad de
administración al conseguir la maestría en ALTAS FINANZAS Y ECONOMÍA.
El arrogante muchacho, una vez que regresa al lugar donde sus padres vivían, lo
primerito que hizo fue ADVERTIR a su progenitor sobre las malas noticias.
De manera elocuente y muy seguro de sí mismo, le dijo lo siguiente: “‒Papá, no
creas que las cosas en el mundo andan muy bien; se avecinan tiempos difíciles;
habrá enormes crisis financieras; sobrevendrán fuertes devaluaciones y
problemas económicos y habrá mucha carestía en las personas; vas a tener QUE
DEJARME ADMINISTRAR EL LOCAL, porque en cuestión de meses nos podríamos ir a la
quiebra; el panorama que se vislumbra en las finanzas es sombrío y a nosotros
también nos puede llegar a afectar… gracias a Dios que todo eso que te enumero lo
aprendí en la escuela, si no, imagínate nada más…”
Y aquel amoroso padre, confiando en que su hijo, el brillante universitario,
estaba lo SUFICIENTEMENTE CAPACITADO EN DIRECCIÓN Y FINANZAS, dejó que se
hiciera cargo de la empresa como se lo había pedido.
El mencionado jovenzuelo, CON TODO EL CONOCIMIENTO ESPECIALIZADO QUE HABÍA
ADQUIRIDO EN LAS AULAS, en cuanto tomó las riendas del negocio, DECIDIÓ BAJAR
DE TAJO LOS COSTOS DE OPERACIÓN. ¿Por qué? Porque creyó que se estaba gastando
demasiado en los insumos, ya que “no se necesitaban” de tan alta calidad y,
además, porque HABÍA QUE AHORRAR PARA ENFRENTAR LA CRISIS VENIDERA. ¿Cierto?
De inmediato se dejaron de escoger los jitomates, las papas y las cebollas;
ahora se compraba todo barato buscando economizar lo más que se pudiera, aunque
fuera materia prima de muy baja calidad. ¿Puedes creer lo que hizo este animal
de la cerca? Ay no, cabecita dura. El sujeto se la bañó, y requete feo.
Por supuesto que también dejaron de elaborar el pan de manera artesanal como
antes lo hacían y lo empezaron a comprar donde se los ofrecían a un precio muy bajo,
etc.
EL MENTADO GENIO EN ALTA DIRECCIÓN Y ECONOMÍA pensaba que estaba descubriendo
el hilo negro y fue castigando los gastos de operación sin importarle la
calidad de los productos que se usaran en los alimentos que expendían…
A final de cuentas, y no se necesita ser sabio para entender lo que pasó,
fueron perdiendo hasta el último de los clientes. ¿Por qué sucedió esto? Porque
a los comensales ya no les gustó más el producto, y terminaron alejándose, no
sin antes despotricar y echar una cantidad de pestes contra el establecimiento
y a sus dueños.
El conmovido padre, al tener que cerrar las cortinas después de tantos años de
éxito y clausurar el negocio definitivamente, con los ojos llenos de lágrimas dirigió
unas melancólicas palabras a los presentes: “‒Cuánta razón tenía mi hijo. DOY
GRACIAS AL CIELO QUE ÉL SÍ PUDO ESTUDIAR ECONOMÍA, YA QUE ESA FUE NUESTRA SALVACIÓN;
hasta se me enchina el cuero nomás de pensar cómo nos hubiera ido si no nos
anuncia con tiempo la fuerte crisis que vendría. Siempre he dicho que ir a la
escuela a prepararse es lo mejor que a uno le puede pasar. Ay no, ay no. Gracias
Dios mío por amarnos tanto; no cabe la menor duda que somos tus hijos preferidos,
bu, bu, snif, snif.”
MORALEJA DE LA HISTORIA: Si quieres acabar con el patrimonio de toda una vida,
y arruinar los negocios que con tanto sacrificio construyeron tus padres o abuelos,
VE Y ESTUDIA “ECONOMÍA”. Anda, ¡corre a hacer eso…! seguro en unos cuantos
meses o años barres con todo y con todos.
Si no crees lo que te estoy diciendo, investiga las empresas que en otra época
gozaron de grandes éxitos financieros, pero que enseguida, de manera
inexplicable, se declararon en quiebra porque se fueron a pique…
De seguro algún heredero, universitario, orgulloso y tontito, ha de haber hecho
de las suyas y tiró todas las cosas buenas por la borda porque fue lo que
aprendió de sus terribles mentores.
Dice un conocido refrán que “PA’ PENDEJO NO SE ESTUDIA”, y eso es muuuy cierto.
Me consta. No voy a discutir ese tema. El problema es que alguien, que de por
sí es un imbécil, Y TODAVÍA ESTUDIA, muy probablemente su estupidez AUMENTE EL
DOBLE O TRIPLE LA POTENCIA. ¡Tómala barbón! ¡Se tenía que decir y se dijo!
Ya para cerrar este capítulo déjame hacerte una analogía, abundando en lo
último que te dije: Cuando una persona muere, esta no sabe que ha muerto; LOS
DEMÁS SÍ LO SABEN Y SON ELLOS LOS QUE SUFREN. Lo mismo pasa con los tontos: ellos
NO SE DAN CUENTA que son unos TARADOS bien hechos, pero los que los rodean, SÍ.
¿Falso o cierto?
ESTA HISTORIA CONTINUARÁ…
Martín Peña
Maestro de bioquantum
Talleres y cursos de autoconocimiento
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