lunes, 5 de octubre de 2015

¡No somos el cuerpo físico! Somos algo mucho más que eso


SE DICE QUE NO SOMOS EL CUERPO FÍSICO; QUE SOMOS ALGO MUCHO MÁS QUE ESO

Esta es una pequeña parte de la novela "Megan" 'El encuentro', de Martín Peña.

Resulta que una hermosa señora, proveniente de un mundo muy avanzado, le explica a una joven de la Tierra que no somos el cuerpo físico... y que se pueden regenerar órganos internos a través de la energía... ¿puedes creerlo? Aquí te comparto un poco de la historia:

"─Exacto, ahí tienes tú misma la respuesta: resulta que todo el tiempo que uno «vive», ¡no se es el cuerpo físico! Lo que uno es más bien, es una clase de energía que está más allá de lo humanamente concebible, la cual se manifiesta durante cierto tiempo a través de la envoltura o aspecto tangible que es el cuerpo celular. En pocas palabras el espíritu ocupa la materia como una prenda de vestir que se pone y que se quita a voluntad. Así es como ha sido y así será por los siglos de los siglos en este mundo al igual que en todos los planetas habitados del universo infinito.

─¿Dices que todos funcionamos de la misma manera?

─¡Por supuesto! Todos los seres vivos dotados de cierta inteligencia estamos hechos por igual. Eso quiere decir que funcionamos de la misma manera. Entonces, ¿quién es uno? ¡El ser!… Sí, la esencia, el alma, el espíritu. Somos esa energía inteligente y brillante que está adentro, y no tanto el cuerpo físico. El cuerpo nada más es un vehículo que nos sirve para que nos transportemos. Ese revestimiento físico es quien se encarga de llevarnos y traernos adondequiera que dirigimos nuestros pasos. Pero no olvides que se trata de una mera fachada; y que es meramente temporal…

─O sea que el cuerpo para nada es eterno… ¿es lo que me quieres decir?

─Sí. Cuando el traje se desgasta, se vuelve a usar otro, y así sucesivamente sin perder la conciencia en cada una de las transiciones, no importa cuántas, que pueden ser infinitas. ¿No crees que sería escalofriante mantener la misma apariencia todo el tiempo? ¿Acaso alguien en su sano juicio sería feliz si siguiera usando el viejo auto de hace 30 o 40 años atrás? ¿Cómo lo repararía si las refacciones ya no las fabrican? Además, cualquier carro antiguo se torna lento y anticuado, por eso con el paso del tiempo se debe estar cambiando… Ah, pues eso mismo pasa con el cuerpo humano.

─Entonces aquí el espíritu es el que gobierna al cuerpo; es el que manda; me supongo que es como el conductor que maneja el vehículo según como le convenga…

─¡Ándale, tú sí sabes! Exactamente así fue como se diseñó el cuerpo material desde el principio de los tiempos… que se pudiera intercambiar cuando dejara de funcionar adecuadamente, pero siempre abandonándolo de una manera consciente. Recuerda, lo más valioso que hay dentro del cuerpo es el espíritu, que es el que a fin de cuentas le da sustento y le da vida. No es de ninguna otra manera como funciona la vida. Así que, el ser es el que ha sido, el que es, y el que seguirá siendo por toda la eternidad.

─Entonces quiere decir que si mi padre se muriera ─dijo muy pensativa─… lo que dejaría de existir nada más es el cascarón; y su espíritu, que es una energía indestructible… seguiría viviendo para siempre.

─¡Así es, en efecto! Parece que has podido comprender en esencia el proceso natural de la muerte… algo que aterra demasiado a los pobres humanos y todo por falta de un conocimiento real y verdadero a este respecto. Recapitulemos entonces, como bien dijiste antes, si tu padre muriera, en unos cuantos meses estaría de vuelta en otro cuerpo físico, ya sea dentro de su misma familia como hijo de una de sus hijas, etc., o podría aventurarse a renacer en otro país para experimentarse y ensanchar su amplio abanico de posibilidades para seguir haciendo siempre conocido lo desconocido.

─Ahora entiendo por qué te refieres a mí como si yo fuera Megath. Porque seguro cuando morí como ella mi espíritu abandonó ese cuerpo y después fue cambiando de personalidad varias veces hasta llegar a ser quien ahora soy. ¿Cierto?

─Así es, cariño… estás en lo cierto. De hecho eres en realidad el espíritu de Megathy; porque muchos siglos atrás fuiste ese gran personaje antes que te llamaras Megath… pero esas épicas historias las conocerás cuando se reactiven tus memorias, ya que fueron borradas de manera cruel y despiadada cuando a ti y a la expedición completa las trajeron a la fuerza a este planeta. Lo bueno es que muy pronto conocerás la verdad en torno a eso, estoy segura.

─Muy bien, Miath, agradezco mucho que me hayas abierto los ojos respecto a lo que representa morir, lo cual es nada más el cambio del ropaje exterior sin tener que padecer ningún dolor. También entiendo que lo que ha cambiado en mí han sido sólo las diferentes clases de vehículos celulares pero que sigo siendo la misma esencia o espíritu desde el principio y hasta el final de los tiempos…

─Sí; y me da gusto que hayas captado tan profundamente el tema.

─Pero Miath, ya volviendo a la realidad y a resolver el asunto que me trajo aquí, ¿cómo vamos a hacer para que mi padre siga en ese mismo cuerpo y no nos abandone?

─Bien… veamos cómo están los órganos internos de Joseph para decidir lo que haremos con su cuerpo.

La computadora central mostró imágenes en vivo y en directo del enfermo y pudieron ver hasta qué grado estaban afectados cada uno de sus órganos vitales. Cuando el estudio terminó, Miath señaló:


─A través de la tecnología que poseemos se pueden regenerar de manera muy rápida todos los órganos que tu padre tiene dañados.

─¿Qué tan rápido? ¿Y todos sus órganos? ¿Eso quiere decir que se podrá curar completamente?

─Muy rápido, cuestión de minutos nada más… y sí, todos los órganos. Lo interesante del caso es que tu padre ya no volverá a ser el mismo de antes, ya que después de la curación su manera de pensar cambiará radicalmente. Ese buen hombre, por amor a ustedes, dejará de lado las adicciones que lo pusieron al borde de la muerte. Va a aprender muy bien la lección.

─¿Y lo pueden sanar desde aquí?

─Desde luego que se podría, pero será mejor que tú realices el trabajo para que todos los tuyos tengan una evidencia concreta, incluyéndote a ti misma, por supuesto.

─¿Que yo haga el trabajo?

─¿Y quién más lo haría? ¿No eres tú quien más desea verlo sano? ¿No eres tú a la que le duele su dolor? ¿No eres tú quien más lo ama en esta vida? Además, necesito que se marque un precedente importante en tu familia. Después de eso te aseguro que te respetarían más de lo que lo hacen ahora.


─¡Pero yo no sé cómo hacerle! Yo no sé cómo regenerar sus tejidos dañados.

─No te preocupes por eso. Lena, Karenkha y yo estaremos durante el proceso y te apoyaremos. ¿Te atreves a hacerlo?

─Sí, por supuesto… a mi padre lo amo con toda mi alma y por él daría mi propia vida; así que ¡estoy dispuesta a hacerlo!

─Entonces pedirás a Mary Anne que te lleve al hospital esta misma tarde para que cures a tu padre en la misma camilla donde está postrado. ¿Entiendes?

─Sí… pero lo que no me queda claro es cómo lo voy a curar si yo no sé nada de medicina.

─No importa que no sepas una pizca de medicina. Sólo pasarás las manos con las palmas extendidas a unos cuantos centímetros del pecho de Joseph y de ellas saldrá una luz que hará que todos los órganos dañados se regeneren. ¡Fácil! ¿Puedes hacerlo?

─¿Y en verdad eso lo sanará? ¿La energía lo va a curar de todo lo que tiene dañado?

─Tú ten fe y con eso bastará. Lena se encargará del resto. Karenkha y yo estaremos presentes en el lugar para servirte de apoyo nada más. No nos haremos completamente visibles pero nos van a poder captar.

─Pero si las ven me van a preguntar por ustedes.

─En parte de eso se trata, que nos vean. Y si te preguntan, les dirás que somos tus ángeles protectores… eso tu familia lo creerá y a ti te apreciarán más después del milagro de curación que harás con tus manos. Pero todos deben guardar muy bien el secreto, porque si se divulga, los demás querrán que tú los sanes también y caería sobre tus hombros una gran responsabilidad. Y tú no quieres eso, ¿verdad? Tu verdadera misión en el planeta no es venir a sanar a los enfermos, sino a localizar a la expedición perdida y regresar a Megathys lo más pronto posible donde sus familias las esperan con ansias. ¿Entiendes lo que te digo?

─Sí, lo entiendo a la perfección.

─Muy bien. Ahora vete a tu casa y prepara a tu familia para lo que vas a hacer con tu padre esta tarde en el hospital. Por favor ten cuidado y no minimices la situación, pues será algo que sorprenderá mucho a los médicos que atienden a Joseph y no entenderán lo que va a pasar. También debes tener cuidado con los religiosos de tu comunidad, por favor que no se enteren jamás porque pensarán que tienes pacto con el demonio… la verdad es que nada tan lejos como eso, ya que esa horrible figura se inventó para asustar a los niños y no existe. Siempre tendrás que cuidarte de la forma tan equivocada de pensar que tienen los demás. ¿Te queda claro?

─Sí, Miath, me queda muy claro. Muchas gracias por todo lo que haces por mí y por mi familia física. Te amo.

─Que te vaya bien, querida. Nos vemos más tarde en el hospital.

Lena llevó de nueva cuenta a Megan a la habitación de su casa. Una vez allí, ésta repasó detenidamente las órdenes de Miath. Sabía que convencer a su familia de que ella sanaría a su padre a través de la energía que saldría de sus manos no iba a ser cosa fácil… pero lo intentaría. Y así pasó un buen rato, preparándose mentalmente para lo que vendría. En eso alguien tocó a la puerta de su cuarto con insistencia.

─¿Quién es?..."

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Extracto de la novela "Megan" 'El encuentro', de Martín Peña.

[Es muy probable que no entiendas del todo lo que te estoy compartiendo. ¿Por qué? Porque se trata simplemente de una probadita que te doy. Sería tanto como mostrarte una sola pieza de un rompecabezas y necesitas varias de ellas para imaginarte el paisaje o vislumbrar cierto panorama de la imagen completa, ¿entiendes? Así que, te ofrezco disculpas si no captas todo el mensaje y te quedaste con las ganas,pues esto sólo es una parte de una novela muy grande que podrás conseguir a través de este mismo sitio].


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