miércoles, 11 de noviembre de 2015

La envidia corroe las entrañas


LA ENVIDIA CORROE LAS ENTRAÑAS

Y no me queda otra opción que descubrir la verdad en torno a este lamentable asunto que estoy tratando en estas líneas. Verás: detrás de ese tipo de conductas se esconde un virus tan escurridizo como letal, que no sólo enferma, sino que paraliza el progreso de la sociedad, y estoy hablando ni más ni menos que de la terrible envidia.

La definición de esa emoción tan desagradable es la siguiente: “Deseo insano de algo que no se posee”. Por lo que, quien deja que la envidia aflore en su persona, esta le provocará tristeza y mucho malestar al ver los bienes materiales ajenos y no tenerlos en su poder.

La susodicha envidia surge cuando alguien se compara con otros y concluye que no podrá tener lo que tanto anhela. De ahí que saca a relucir esa conducta enfermiza que no le conduce a nada bueno ya que sería capaz de mentir y de matar cuando se obsesiona.

Es decir, la persona pone el foco en sus propias carencias, las cuales se acentúan en la medida en que piensa en ellas. Así es como se crea el complejo de inferioridad… porque de pronto siente la persona que es menos porque los otros tienen más. ¿Te das cuenta?

Cuando se activa el tristemente célebre defecto de la envidia, no deja que se alegre uno por los logros obtenidos de los demás. Y todos deben de saber que esas emociones actúan de manera inevitable como un espejo donde se ven reflejadas las frustraciones propias.

Para trascender la envidia se debe dejar de demonizar el éxito ajeno. Lo mejor sería admirar y aprender de las cualidades y las fortalezas que han permitido a otros alcanzar sus sueños. No hay que olvidar que lo que se codicia de los demás, termina destruyendo, y lo que es admirado, edifica o construye como personas valiosas.

La envidia revela a los individuos los dones y talentos innatos que todavía tienen por desarrollar. En el momento en que lleguemos a superar colectivamente el complejo de inferioridad, posibilitaremos que cada uno aporte lo mejor de sí mismo a la sociedad y el mundo cambiará de forma radical. Qué hermoso sería.

La conformidad es el proceso por el que todo miembro de un grupo determinado cambia sus pensamientos, decisiones y comportamientos para encajar con la opinión de la mayoría… dolorosa situación que no debería existir jamás, ¿o tú qué crees?

Yo digo que quien quiera cambiar para bien tiene que tomar sus propias decisiones a partir de hoy. Por favor tú nunca permitas que terceras personas impongan sus reglas supuestamente de “sociedad” para que te liberes y no quedes atrapado viviendo con el terrible “qué dirán” de los demás.

MARTÍN PEÑA


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