LA ENVIDIA CORROE LAS ENTRAÑAS
Y no me queda otra opción que descubrir la verdad en torno a este
lamentable asunto que estoy tratando en estas líneas. Verás: detrás de ese tipo
de conductas se esconde un virus tan escurridizo como letal, que no sólo
enferma, sino que paraliza el progreso de la sociedad, y estoy hablando ni más
ni menos que de la terrible envidia.
La definición de esa emoción tan desagradable es la siguiente: “Deseo insano
de algo que no se posee”. Por lo que, quien deja que la envidia aflore en su
persona, esta le provocará tristeza y mucho malestar al ver los bienes materiales
ajenos y no tenerlos en su poder.
La susodicha envidia surge cuando alguien se compara con otros y concluye
que no podrá tener lo que tanto anhela. De ahí que saca a relucir esa conducta
enfermiza que no le conduce a nada bueno ya que sería capaz de mentir y de
matar cuando se obsesiona.
Es decir, la persona pone el foco en sus propias carencias, las cuales
se acentúan en la medida en que piensa en ellas. Así es como se crea el
complejo de inferioridad… porque de pronto siente la persona que es menos
porque los otros tienen más. ¿Te das cuenta?
Cuando se activa el tristemente célebre defecto de la envidia, no deja
que se alegre uno por los logros obtenidos de los demás. Y todos deben de saber
que esas emociones actúan de manera inevitable como un espejo donde se ven
reflejadas las frustraciones propias.
Para trascender la envidia se debe dejar de demonizar el éxito ajeno. Lo
mejor sería admirar y aprender de las cualidades y las fortalezas que han
permitido a otros alcanzar sus sueños. No hay que olvidar que lo que se codicia
de los demás, termina destruyendo, y lo que es admirado, edifica o construye
como personas valiosas.
La envidia revela a los individuos los dones y talentos innatos que
todavía tienen por desarrollar. En el momento en que lleguemos a superar
colectivamente el complejo de inferioridad, posibilitaremos que cada uno aporte
lo mejor de sí mismo a la sociedad y el mundo cambiará de forma radical. Qué
hermoso sería.
La conformidad es el proceso por el que todo miembro de un grupo
determinado cambia sus pensamientos, decisiones y comportamientos para encajar
con la opinión de la mayoría… dolorosa situación que no debería existir jamás,
¿o tú qué crees?
Yo digo que quien quiera cambiar para bien tiene que tomar sus propias
decisiones a partir de hoy. Por favor tú nunca permitas que terceras personas
impongan sus reglas supuestamente de “sociedad” para que te liberes y no quedes
atrapado viviendo con el terrible “qué dirán” de los demás.
MARTÍN PEÑA
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