LA SOCIEDAD COMO CONDICIONANTE
Cuando me puse a estudiar detenidamente el comportamiento del humano
común, descubrí, no sin asombro, que en realidad está mucho más condicionado de
lo que pudiésemos creer. Y es que para muchos, la presión que ejerce la
sociedad en sus personas, sigue siendo un obstáculo muy difícil de salvar.
En verdad los seres humanos débiles (los simples seguidores) no son tan
“libres” como debieran ser, porque no pueden decidir fácilmente qué camino es
el que más les conviene en la vida; ya que, cuando se ven ante esa disyuntiva,
le batallan mucho para elegir.
¿Y a qué crees que se deba esa incapacidad? A que toman mucho en cuenta lo que los demás opinen de su vida. ¡Ups! Increíble pero cierto. Mientras que, por otro lado, a los verdaderos líderes las opiniones de los demás no les quita el sueño; eso los tiene sin cuidado. ¡Qué gran diferencia!
¿Y a qué crees que se deba esa incapacidad? A que toman mucho en cuenta lo que los demás opinen de su vida. ¡Ups! Increíble pero cierto. Mientras que, por otro lado, a los verdaderos líderes las opiniones de los demás no les quita el sueño; eso los tiene sin cuidado. ¡Qué gran diferencia!
Hablando del desarrollo personal, muchas de las personas ordinarias padecen
un grave síndrome que los atemoriza justo al momento de tomar decisiones, y
hasta adoptan un comportamiento un poco raro (aunque va muy de acuerdo con su
personalidad introvertida) con el que evitan sobresalir a toda costa, no desean
destacar ni brillar más de la cuenta, y todo por no dejar de pertenecer a un
grupo determinado, pues con el sólo hecho de pensarlo, se llenan de pavor.
Algunos se boicotean en forma deliberada para no salirse del camino por
el que transita la mayoría. De manera inconsciente hay quienes temen triunfar
porque esa actitud llamaría mucho la atención y les da miedo que sus
habilidades puedan ofender a los demás… y para mí, proceder de esa manera tan
absurda, no es más que una perfecta tontería.
Abundando en el tema, ese es uno de los aspectos más oscuros de la
condición humana; porque, por una parte, revela falta de autoestima y confianza
en sí mismos; ya que ese tipo de sujetos cree que su valor como persona depende
de lo mucho o lo poco que los demás lo califiquen o cataloguen…
Y, por otro lado, viene a constatar una verdad incómoda. ¿Cuál? La de
que muchos siguen formando parte de una sociedad en la que se tiende a condenar
el talento y el éxito de los demás. Hasta pareciera ser mal visto por la
mayoría que a alguien le salieran bien las cosas.
Como que no pudieran las personas normales aspirar a alcanzar el éxito y
la gloria porque los demás les retirarían la palabra y no les hablarían más. Qué
tragedia para aquellos que tienen que quedar “bien” con la falsa sociedad que les
rodea. Ay no, ay no. ¿Le podremos decir a eso evolución?
¡De ninguna manera! Eso es
estancamiento puro, degeneración, involución, etc., y caería dentro de la ley
de la entropía, la cual dice que todo se va corroyendo; como la acción del
óxido que pudre y desgasta una resistente reja de hierro forjado en la playa
por la humedad, la sal y el tiempo... y parece que los humanos condicionados por la sociedad van que vuelan para caer en un precipicio.
MARTÍN PEÑA
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